Comencemos, comenzóm, empecemos, empezóm...

24 de abril, un día como cualquier otro para empezar a publicar este pequeño gran sueño.

 

Voy a llevar este blog para ir apuntando impresiones, datos, y demás zarandajas que se me ocurran relativas a esto del gusanillo de navegar que me está comiendo por dentro desde hace años...

Tengo claras TRES cosas que quiero:

En primer lugar, quiero NAVEGAR.

En segundo lugar, quiero tener un BARCO PROPIO para poder hacerlo cuando quiera.

En tercer lugar, quiero que MI FAMILIA me acompañe y aprenda y tenga este gusanillo también.

Hay obstáculos en todo esto, claro... el principal es el económico. No voy a mirar un objetivo en exceso ambicioso, ya que quiero realmente ir cumpliendo cositas, y si me marco como meta un velero de 12 metros, no voy a verlo realizado en muchos años.

Las veces que he navegado se pueden contar con los dedos de la mano, y eso no puede ser.

Haciendo memoria, la primera vez que navegué fue en el Melillero, un barco que une Málaga con Melilla. El recuerdo es muy vago y lejano, tendría yo 4 o 5 años... ¿por que tengo grabado ese viaje?

Luego, recuerdo las canoas de Punta Umbría, Huelva, cuando íbamos a veranear a Huelva con mis abuelos. Yo tendría 12 o 13 años. Te cruzaban la Ría de un lado a otro cargada de gente que iba a la playa, no recuerdo muy bien desde donde hasta donde, pero lo tengo marcado como una sensación de aventura maravillosa.

De más mayor recuerdo una salida en velero con un amigo regatista de la carrera, pero sin viento fuimos toda la mañana a motor, verano, Málaga, calma chicha y bañito fondeado cerca de la playa.

Ya casado, en un viaje a Nueva York de visita a los tíos de mi mujer, paseamos en el ferry que hay para ver la Estatua de la Libertad. Casi que estos transportes de pasajeros no deberían contar como salidas a navegar... porque otra vez en un verano de hace poco, pasamos a la Isla de Tavira en Portugal en un barco-autobús de esos también.

Luego me saqué el PER, y tuvimos que hacer las prácticas de navegación, habilitado a vela, en total, dos fines de semana completos en el Pantano de San Juan.

Después, hace dos años, un bautismo de mar para mi mujer en Valencia, con la escuela Dragut Nou. Una mañana genial (borrando de mi memoria la pota que eché por la borda).

Y finalmente, el año pasado, un curso de un día en La Manga, Murcia, con Yaquestay, en las aguas tranquilas del Mar Menor y casi sin viento.

Y ya.... Así que esto hay que mejorarlo.

Mi primer barquito se llamará Cascarilla, y será un vela ligera. En él vamos a enseñar a navegar a mi mujer, a mi hijo, a mis hermanos, a mis sobrinas y sobrinos y a mi mismo.... La inversión no es descabelladamente elevada, así que si finalmente no conseguimos meter la aficción al mar a la familia, tampoco se hará un trauma.